Una carrera en las montañas

Algunos tramos de competición de esquí en los Alpes austríacos dejan literalmente sin aliento: se consideran unos de los más espectaculares del mundo y se han convertido en gigantescos imanes para el público. Entre ellos, el tramo más espectacular, y todo un mito, es el Kitzbüheler Streif.

Estado de excepción en Kitzbühel. Cuando a mediados de enero se celebra la legendaria carrera de descenso del Hahnenkamm, la vida en esta pequeña ciudad tirolesa se revoluciona: diez mil personas quieren estar presentes en el momento en que los grandes del esquí emprenden el "descenso de los héroes". Este aura especial de fascinación y emoción tiene sus motivos: el tramo del Hahnenkamm, a 1710 m de altitud, es uno de los más peligrosos y temidos del mundo. Aquí, cuando se habla de la "ratonera" se hace referencia a un tramo con un 85 % de pendiente. En esta pendiente, los corredores saltan hasta 60 metros. Además, es un vuelo sin visibilidad, ya que la empinada pista no se ve hasta que estás en el aire. En algunos puntos, los corredores alcanzan hasta 150 km por hora en esta pista al infierno conocida como "Hell of a Ride". Y los ganadores se convierten en una leyenda: las góndolas de la telecabina Hahnenkammbahn llevan sus nombres. Los pasajeros suben a la montaña con Toni Sailer —el hijo predilecto del Kitzbühel— Franz Klammer, Hermann Maier o Didier Cuche.

 

Nace un mito

Con la primera carrera internacional Downhill Only hace casi 90 años, nació un mito en el Hahnenkamm. En aquella época, el corredor más rápido alcanzaba una velocidad media de 22,5 km por hora. Poco a poco se fueron ampliando los tramos y se construyeron otros nuevos. Hoy en día el tramo tiene 3312 m de longitud y está asegurado con 10 000 m de vallas y redes de alta seguridad. Las arriesgadas velocidades que alcanzan los corredores hacen imprescindibles los cascos, los protectores y los airbags. Incluso los aficionados pueden recorrer este tramo gracias a los numerosos tramos alternativos para aficionados que se han construido en esta empinada pendiente.

 

Snowsciety

No es de extrañar que el espectacular descenso del Hahnenkamm sea uno de los que más público atrae del país. Numerosos grupos de aficionados viajan desde el extranjero y distintos puntos del país, llevando todo lo necesario para animar. Incluido el maquillaje para la cara: cuanto más extravagante, mejor. En la zona de la meta las celebridades tiemblan de emoción junto con otros 80 000 espectadores. Grandioso, único, impactante... apenas hay palabras para describir el ambiente. Sin embargo, aparte de la carrera, este ambiente también se respira en numerosos eventos benéficos y acontecimientos sociales. Por ejemplo, en la legendaria comida de salchichas blancas Weißwurstessen: hace mucho, el dueño de un restaurante local invitó a los amantes del esquí decepcionados a una "fiesta de consolación", en la que sirvió Weißwurst (salchichas blancas). La fiesta tuvo una gran aceptación y se convirtió en un glamuroso evento fijo en la agenda social de Hahnenkamm.

 

Promoción nocturna

Un espectáculo de esquí tras otro. Dos días después de la carrera del Hahnenkamm, tradicionalmente se celebra la mayor copa mundial de eslalon masculino del año: el eslalon nocturno de Schladming, Estiria. Hasta 45 000 espectadores celebran aquí una gran fiesta del esquí. El ambiente es único: luces romanas, coloridos fuegos artificiales y linternas acompañan el eslalon de los más grandes del mundo a lo largo del recorrido de palos. También se disputa la legendaria Night Race en la pendiente final del tramo de descenso del Planai, en medio de la estación de esquí de cuatro montañas de Schladming. Ya se han celebrado aquí dos campeonatos del mundo de esquí, sin embargo, también los aficionados al esquí aprecian los más de 100 km de pistas.

 

Sobre la pista de los campeones

Quien desee descender, hacer carving o practicar la técnica godille por las pendientes que forman parte de los campeonatos y copas del mundo, no tiene que buscar mucho: Saalbach-Hinterglemm, Flachau, St. Anton am Arlberg y Hinterstoder son nombres muy conocidos por todos los aficionados al esquí. Y, por supuesto, Sölden, donde cada año vuelve a empezar la temporada en el glaciar, a una altitud de 3000 m. Y luego también están Innsbruck y Patscherkofel, donde ya se han celebrado dos veces los Juegos Olímpicos de invierno. Quien esquía aquí, lo hace literalmente sobre pistas históricas. Unas historias que puede que continúen en 2026.

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