Velázquez en Viena

La infanta Margarita de Austria le pregunta al pintor de los pintores sí la encuentra bella al ver como la pinta recurrentemente. Retratos que a su término viajan a Viena. Realmente Velázquez hacía las veces de fotógrafo en su misión de mostrar a Leopoldo I de Habsburgo cómo iba creciendo su futura consorte. El matrimonio concertado pretendía apuntalar la relación de la casas Habsburgo española y austriaca. No hay cámaras posibles de captar esa luz de Velázquez con que iluminaba sus cuadros, muchos de ellos expuestos hoy en el Museo de Historia del Arte de Viena (KHM). Diego Velázquez era gran amigo de Felipe IV y figura primordial de la corte española. Retrató al rey con atuendos varios como lo hizo con casi todos los Habsburgo del Siglo de Oro español.

Volviendo a Margarita, a la niña no le hacía ninguna gracia tener que encorsetarse en unos vestidos que pesaban lo suyo y bajo los cuales se escondían tablillas que la ponían derecha ¿Qué puedo hacer? ¡Son tan bonitos! Seguro que le voy a gustar a mi futuro esposo, pensaba la joven que desde niña se sabía destinada a un novio desconocido para ella dicen que no está mal ¿será cariñoso conmigo? ¿me amará? y los retratos partían a Viena. El primero que llegó la vestía de rosa y la infanta apenas tenía cinco años. El último -1659- lo pintó el artista un año antes de su propia muerte; La infanta Margarita en Azul despliega la belleza de un vestido en el que Velázquez vuelca técnica y sensibilidad en su afán por regalarle una de sus mejores obras.

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Texto: Oficina de Turismo de Austria/ Manena Munar